lunes, 16 de noviembre de 2015




Era una tarde cálida, las calles centrales de Lima siempre han estado llenas y transitadas a comparación de las del  barrio de Miraflores, y es una de esas oportunidades donde los jóvenes aprovechan el tiempo libre para divertirse y hablar con los amigos, un grupo de muchachos blanquiñosos puso territorio en la plaza Bolognesi en una de esas interminables tardes de verano, era una tarde común… aunque  siempre va a existir ese algo que hace que una historia sea algo más que un cuento clásico.
Mario: ¿oíste eso de que Queca rechazo a Rodríguez?
Sthepano: Dicen que se tiro desde la rama del árbol a las afueras del colegio, ¡qué vergüenza!
Mario: No se me hace raro… el otro día escuche que del barrio de San Isidro le querían invitar a salir, pero parece que su orgullo y egocentrismo llega a límites.
Sthepano: (exclamando) ¡Tonterías! el día que venga un tipo con el quíntuple de dinero que todos nosotros… ese día, por favor tráeme una grabadora que necesito tener ese momento guardado para siempre.
Mario: Como si a todos no nos volviera locos sentir su presencia cerca, admítelo, quien no quisiera tener a esa belleza a nuestra merced y disposición, que nos mire a los ojos al hablar  y por lo menos nos diga un adiós al irse.
Sthepano: Ojala Dios te escuchara (suspira), como dice el viejo dicho… ahí está la susodicha.
Mario: Espera... ¿ese de allá no es Roberto? (entre cejando el ceño).
Roberto se acerca al parque dispuesto a sentarse en el  banco
Sthepano: ¡Su fe Dios mío! , quisiera tenerla… si a mí ni a ninguno de este confuso grupo nos hace caso, menos a un hijo de un lavandero le dará su mirada.
Queca tan esplendorosa como siempre se encuentra jugando vóley en la cancha, un mal tiro hace que la pelota se salga de la zona de juego y se dirija hasta el sitio en el que se encuentra Roberto  antes de que tenga su fin entre las llantas de un auto.
Queca: (Caminando por el césped) - Nunca más aceptare jugar con esta parda de salvajes, hacerme caminar hasta este extremo del parque, en estos tiempo no se tiene respeto a una mujer
Dirigiendo su mirada a la pelota, ve que alguien ya la sostuvo, Roberto le extiende la pelota hacia ella, al ver esto se aleja con la pelota rápidamente dejando al aire una frase que cambiaría por completo la vida de quien antes le tendió la bola amablemente.
Queca: (estupefacta y aterrorizada) Yo no juego con zambos.
Roberto huye del lugar a prisas, visualiza su hogar , entra rápidamente , y esta solo ... solo con sus pensamientos.

Roberto: ( quebrado y con el corazón roto ) Esto no es justo, nada es justo, que haya nacido negro no es justo , y que en esta sociedad mi existencia no importe tampoco es justo, si es posible … desearía tener el poder de volver a nacer y ser yo quien decida como ser físicamente. No quiero sentir esto, no qui- no quiero ser negro, quiero ser uno de ellos... quiero ser diferente .. quiero ser otra persona..  (exclamando ) No un zambo que es rechazado.
Y quien nunca sufrió de un rechazo, pero Roberto no solo experimento el dolor de que alguien a que amas te rechaza, no, también sintió el dolor y odio de sentirse rechazado, de sentirse excluido, de sentirse raceado.
Habían pasado ya dos años desde ese acontecimiento, la gente cambia con el paso del tiempo, en el caso de Queca … todo en ella cambio, ya no era esa joven que demostraba su altanería y su esbelto cuerpo, no, ahora no era más una jovenzuela moderada , elegante al vestir, ah ... pero eso sí , jamás se le fue el afán de meterse con un blanquiñoso , pero más trigueño quiero decir.
Sthepano : Esto no lo voy a superar así sea que haya pasado dos años , el examen final me está torturando demasiado .. Hey Mario, ¡ te estoy hablando!
Mario: Lo siento, pero mis ojos divagaron hasta llegar a tan preciosa figura , no más fíjate quien se encuentra allá en la esquina.
Sthepano: ( dirigiendo su mirada donde le indico Mario ) Esa no es … ¿esa no es Queca?
Mario: A la miércoles, esta con el sapo de Chalo Sander.
Sthepano: Te dije que me dieras la cámara en un momento como este, ¿lo recuerdas?
Mario: Lo recuerdo perfectamente, pero la cosa es que él no tiene el quíntuple de dineral.
Sthepano: de todos modos, aquí ya estamos todos cabizbajos, triste historia, hay veces que Dios es tan injusto.
Mario: (fingiendo dolor) llego el momento de la despedida, y yo ya extrañaba a la Manuela, creo que esta noche me veré con ella a solas.
Sthepano: (acusándolo ) cerdo estúpido…
Sthepano saca su cigarrillo, y cala profundamente, llegando hasta el fondo
Mario: Hey Roberto, ¿vienes hoy?
Roberto se encontraba en la banca pensando en que ningún gringo iva a notar su presencia
Roberto: (acercándose) Lo de hace rato no es novedad para mí , yo ya lo sabía , sabía que cierta muchacha estaba interesada en un muchacho con cutis sonrosado que luce tan inocente.
Sthepano: Como sea, hoy deseas un trago ¿? , ya sabes... para los corazones rotos.
Roberto: ( sonriendo falsamente) Creo que hoy será otro no , gracias de todo modos , tengo cosas más importantes que hacer.
Mario: Oh vamos, como si no quisieras estar revoloteándote entre nosotros.
Sthepano: (codeando a Mario) Bue –bueno , entonces será hasta luego zambo.
Roberto dirige una última mirada hacia ellos y se retira del lugar
Sthepano: No era necesario mencionar eso Mario.
Mario: Tampoco era necesario mencionar el hecho de que lo llames zambo, aunque parezca que no , eso lo ofende.
Sthepano: Pero es lo que es, sin rodeos Mario ¿a dónde quiere llegar?
Mario: Digo que me acaba de llegar la cotilla de que Chalo llevara a Queca al baile de promoción
Sthepano: Es necesario que consiga pareja de una vez.
Mario: te veo el fin de semana entonces.
Sthepano: eso es un trato.
Escena 2
Pensando que el hombre afortunado terminaría siendo un joven  con mejillas sonrojadas, el tiempo hizo que se dieran unos cambios , tales así que el chico ya mencionado resulto siendo una antesala a lo que estaba por venir , de todos modos ... nada sucedió como se pensaba , al darse esa situación se lanzó verdades y mentiras, algo muy típico al descubrir que sientes asco por aquello que alguna vez admiraste , en este caso debemos apartar  un poco a Roberto ya que para el todo era simple pago del futuro.
Roberto se encuentra silenciosamente escuchando la conversación ajena a el de esos dos muchachos, ahora ya jóvenes, con los que solía tener conversaciones monótonas hace unos ya largos años.
Sthepano: Dice que no se sabe dónde lo conoció, pero hizo que Chalo diera por ir a la porra inmediatamente.
Mario: Este pastel esta del asco enserio (probando la pastosa mezcla).
Sthepano: Llama al mesero entonces.
Mario: Hey tú, (el señalado dirige su mirada hacia Mario) que ya no saben hacer un pastel ahora, esto es una ofensa a los pasteles, hasta los pasteles de mi abuela son mejores.
Roberto: Disculpe, debió haber un error, lo siento mucho.
Sthepano: Eres un estúpido exagerado Mario , espera -tú no eres …
Roberto: Exactamente Señor, soy el zambo Roberto, es curioso y algo agradable que me recuerdes.
Mario: Vaya , que pequeño es el mundo, esta vez tendrás la oportunidad de sentarte junto a nosotros, Y NO, no dejes esta propuesta por favor, me gustaría  oír tu opinión al respecto.
Roberto: De acuerdo, de todos modos soy repartidor y no mesero.
Roberto toma asiento junto a los gringos
Sthepano: Cuéntame mi querido zambo, ambos… Mario y yo estamos de cotillas, y me parece correcto que también lo sepas.
Mario: Decíamos que Queca, esa mujer por la que tanto sufríamos tiene un nuevo ser humano por el cual se aprovecharía, por no decir que el hombre debe decir lo mismo.
Roberto: No me interesa saberlo, se lo necesario, eso queda en el pasado, lo que me importa ahora es mi presente y mi futuro, y es más, lo estoy consiguiendo al conseguir este empleo, necesito que me ayuden, es buena suerte haberlos encontrado aquí.
Sthepano: Acaso quiere consejos de como quitarte esa horrible caballera.
Roberto: Algo así, ¿es que usted tiende a adivinar mi mente o qué?
Mario: Eso era una broma, pero cuál es tu deseo zambo.
Roberto: Amigos, muchos amigos, me serviría ser gringo ahora.
Sthepano: que cosas dices, eso es… absolutamente imposible.
Roberto: para mí no lo es, yo siempre tuve fe, y aun la poseo.
Mario: Si sigo tu sucio juego, bien, primero plánchate ese tan crespado cabello tuyo, luego tíñetelo, aunque con tu color... no se mmm…creo que ni las mejores cirugías lo cambiarían.
Roberto: esa es una idea buenísima, de verdad muchas gracias.
Sthepano: di lo que quieras, total, seguirás siendo un zambo hijo de una lavandera.
Roberto: (se levanta de su asiento) creo que es momento de retirarme, les deseo lo mejor, adiós.
Mario: te serviría de algo ir al centro comercial, para que así se te pegue lo gringo ¿no crees? (sarcástico y riéndose)
Roberto se aleja
Sthepano: Pobre muchacho.
Mario: Esto ser divertido en absoluto.
Sthepano: Quiero ver tus consejos hechos por el parque andando cerca de la universidad.
Mario: Esto es un segundo trato.
Sthepano: el primero fue mío estúpido.
Al cabo de largos meses Sthepano logra visualizar a Roberto, siguiendo los consejos de la broma fatal que se le dio por decir a Mario, ¿y quién se iba a imaginar a un negro totalmente convertido en un gringo?, ya hasta se le pego el lenguaje.
Roberto: Tal como lo predije, este es el nuevo yo, debo agradecerle infinitamente.
Mario: No me des las gracias, me estoy arrepintiendo de hacerte dicho esas cosas.
Roberto: Pero es genial, ya hasta parezco uno de ustedes, su ropa es demasiado cómoda a mi gusto.
Mario: ¿Dónde conseguiste  todo esto?
Roberto: De por ahí, tuve ciertas recomendaciones.
Mario: ¿guarda ropa completo?
Roberto: Exactamente, ya han pasado 6 meses señor
Mario: Luces como un completo marica, y a que viene eso de señor.
Roberto: No sé, se me pego del lugar donde trabajo, así suelo llamarlos a todos.
Mario: Rodríguez  se sigue quejando de que le arruinaste  aquel día, al venir con esa ropa, te sigue maldiciendo hasta ahora.
Roberto: Creo que sus maldiciones si hicieron efecto.
Mario: Así, ¿Cómo?
Roberto: Perdí el trabajo de la pastelería.
Mario: Oh, lo siento.
Roberto: Eso no importa, me quería largar de ese lugar lo antes posible.
Si supiera que fueron días interminable de tristeza para conseguir empleo, ahora andaba todo el tiempo en el cine , todo lo que aprendía ahí lo apuntaba  y las repetía hasta grabárselas , ya sea frases enteras y hasta discursos, ya hasta hacerse la loca idea de creer tener cierto parecido con Alain Ladd.
Sthepano: Te vez ridículo Bobby, ya quítate esa loca idea de tu cabeza.
Roberto solo sale de ahí.
Mario: Su madre me contó que ya consiguió empleo, el más deseado, hubiera preferido que se viniera a trabajar conmigo en mi casa.
Sthepano: Por los menos su felicidad es notable.
Mario: Lo consiguió en el bowling, ¿vamos uno de estos días?
Nadie se imaginó que terminaría por tener preferencia por lo de un color diferente al de él, que los de su propia raza, y en sus días de universidad tan normales para los gringos como emocionantes para él, conoció a Cabanillas, un futuro tan cercano amigo casi parecido a él en cuanto a lo idealista.
Sthepano: Esos dos, ahora se han vuelto inseparables, quisiera saber el motivo de sus tan amenísimas conversaciones.
Mario: Lo único que puedo decir es que son tal para cual, zambos que solo quieren ser gringos, están viviendo en un edificio  en el jirón Mogollón.
Vámonos un poco con José y Roberto, es hora de entrar a profundidad con respecto a ellos.
Roberto: Falta los últimos toques a la habitación del edificio, tus posters no son suficientes.
José: Para mí lo es, no molestes ahora que quiero descansar.
José se adentra al edificio.
Roberto: Comprendo que no me entiendas, de todos modos yo también me siento cansado.
José tiene en sus manos unos posters de Frank Sinatra, Dean Martin y Tommy Dorsey.
Roberto: (se tira en el sofá) ¿Quieres un cigarrillo?
José: Tú crees que lleguemos a más Bobby.
Roberto: Sé que sí, pronto sentiremos caer la nieve sobre nuestra no tan blanca piel.
José: Espero que así sea, lo anhelo demasiado.
Lástima , su única oportunidad de ir a Estados Unidos fue desaprobada, y decir desaprobada es decir que desaprobaron las pruebas de aviación , su única esperanza, Roberto lloró y José intento el cobarde suicidio, pero la fe de Roberto sirvió de algo, ellos lograron su distintivo milagro, alcanzar la gloria según ellos, ambos jóvenes lograron sentir esa masa blanquecían caer sobre sus narices, lograron entender también que la ciudad que tanto amaban  al cabo de 1 mes lo iba a dejar poco a poco en la ruina, y con tanto dinero que habían ahorrado, no eran los únicos en esa famosa ciudad , estaba en juego su estadía ahí, terminarían peor de lo que era antes sus vidas , su nueva única salvación y oportunidad era un país no muy lejano , donde lo característico es las guerras que habían en ese momento, si, Corea era su salvación.
José: Es lo único que nos queda Bobby, todo esto por lo que pasamos fue estupendo, pero no aguanto más dormir en esa espantosa banca.
Roberto: solo quiero morirme ya mi querido amigo Cabanillas, quiero morirme ya.
José: Ya envié las postales hasta Perú, solo espero que mi madre me recibe en nuestro humilde hogar otra vez.
Roberto: Vámonos ya, dormiremos en otro lugar que no sea este.
La guerra fue desastrosa, José Cabanillas quedo amputado, regreso a Perú, si pero no tenía sentido andar ya con una “pata”. Fue un milagro, un verdadero milagro, y verdaderamente horrible como lo pasaron allá en Seúl, y Bobby … nuestro querido Bobby dice que su muerte fue silenciosa, no hubo dolor alguno, solo hubo uno por parte de su tan amada progenitora.

Esta historia quiero terminarla con Queca, que cosas se hubieran evitado si Roberto se hubiera enterado de la vida de Queca , una mujer que resulto ser maltratada , y por ultimo abandonada por su esposo, aquel Roberto que dijo saber suficiente sobre el asunto, nunca supo y nunca sabrá que el tal Billy Mulligan terminó ser un maldito ludópata y un ser humano horrible, se hizo viejo y pejesapo, y la pobre Queca sufrió las terribles consecuencias de su adicción siempre llamándola “chola de mierda”.

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