Era una tarde cálida, las calles centrales de Lima siempre han estado
llenas y transitadas a comparación de las del barrio de Miraflores, y es
una de esas oportunidades donde los jóvenes aprovechan el tiempo libre para
divertirse y hablar con los amigos, un grupo de muchachos blanquiñosos puso
territorio en la plaza Bolognesi en una de esas interminables tardes de verano,
era una tarde común… aunque siempre va a existir ese algo que hace que
una historia sea algo más que un cuento clásico.
Mario: ¿oíste eso de que
Queca rechazo a Rodríguez?
Sthepano: Dicen que se tiro
desde la rama del árbol a las afueras del colegio, ¡qué vergüenza!
Mario: No se me hace raro…
el otro día escuche que del barrio de San Isidro le querían invitar a salir,
pero parece que su orgullo y egocentrismo llega a límites.
Sthepano: (exclamando)
¡Tonterías! el día que venga un tipo con el quíntuple de dinero que todos
nosotros… ese día, por favor tráeme una grabadora que necesito tener ese
momento guardado para siempre.
Mario: Como si a todos no
nos volviera locos sentir su presencia cerca, admítelo, quien no quisiera tener
a esa belleza a nuestra merced y disposición, que nos mire a los ojos al hablar
y por lo menos nos diga un adiós al irse.
Sthepano: Ojala Dios te
escuchara (suspira), como dice el viejo dicho… ahí está la susodicha.
Mario: Espera... ¿ese de
allá no es Roberto? (entre cejando el ceño).
Roberto se acerca al parque dispuesto a sentarse en el banco
Sthepano: ¡Su fe Dios mío! ,
quisiera tenerla… si a mí ni a ninguno de este confuso grupo nos hace caso,
menos a un hijo de un lavandero le dará su mirada.
Queca tan esplendorosa como siempre se encuentra jugando vóley en la
cancha, un mal tiro hace que la pelota se salga de la zona de juego y se dirija
hasta el sitio en el que se encuentra Roberto antes de que tenga su fin
entre las llantas de un auto.
Queca: (Caminando por el
césped) - Nunca más aceptare jugar con esta parda de salvajes, hacerme caminar
hasta este extremo del parque, en estos tiempo no se tiene respeto a una mujer
Dirigiendo su mirada a la pelota, ve que alguien ya la sostuvo, Roberto
le extiende la pelota hacia ella, al ver esto se aleja con la pelota
rápidamente dejando al aire una frase que cambiaría por completo la vida de
quien antes le tendió la bola amablemente.
Queca: (estupefacta y
aterrorizada) Yo no juego con zambos.
Roberto huye del lugar a prisas, visualiza su hogar , entra rápidamente
, y esta solo ... solo con sus pensamientos.
Roberto: ( quebrado y con el
corazón roto ) Esto no es justo, nada es justo, que haya nacido negro no es
justo , y que en esta sociedad mi existencia no importe tampoco es justo, si es
posible … desearía tener el poder de volver a nacer y ser yo quien decida como
ser físicamente. No quiero sentir esto, no qui- no quiero ser negro, quiero ser
uno de ellos... quiero ser diferente .. quiero ser otra persona..
(exclamando ) No un zambo que es rechazado.
Y quien nunca sufrió de un rechazo, pero Roberto no solo experimento el
dolor de que alguien a que amas te rechaza, no, también sintió el dolor y odio
de sentirse rechazado, de sentirse excluido, de sentirse raceado.
Habían pasado ya dos años desde ese acontecimiento, la gente cambia con
el paso del tiempo, en el caso de Queca … todo en ella cambio, ya no era esa
joven que demostraba su altanería y su esbelto cuerpo, no, ahora no era más una
jovenzuela moderada , elegante al vestir, ah ... pero eso sí , jamás se le fue
el afán de meterse con un blanquiñoso , pero más trigueño quiero decir.
Sthepano : Esto no lo voy a
superar así sea que haya pasado dos años , el examen final me está torturando
demasiado .. Hey Mario, ¡ te estoy hablando!
Mario: Lo siento, pero mis
ojos divagaron hasta llegar a tan preciosa figura , no más fíjate quien se
encuentra allá en la esquina.
Sthepano: ( dirigiendo su
mirada donde le indico Mario ) Esa no es … ¿esa no es Queca?
Mario: A la miércoles, esta
con el sapo de Chalo Sander.
Sthepano: Te dije que me
dieras la cámara en un momento como este, ¿lo recuerdas?
Mario: Lo recuerdo
perfectamente, pero la cosa es que él no tiene el quíntuple de dineral.
Sthepano: de todos modos, aquí ya estamos todos cabizbajos, triste
historia, hay veces que Dios es tan injusto.
Mario: (fingiendo dolor)
llego el momento de la despedida, y yo ya extrañaba a la Manuela, creo que esta
noche me veré con ella a solas.
Sthepano: (acusándolo ) cerdo
estúpido…
Sthepano saca su cigarrillo, y cala profundamente, llegando hasta el
fondo
Mario: Hey Roberto, ¿vienes
hoy?
Roberto se encontraba en la banca pensando en que ningún gringo iva a
notar su presencia
Roberto: (acercándose) Lo de
hace rato no es novedad para mí , yo ya lo sabía , sabía que cierta muchacha
estaba interesada en un muchacho con cutis sonrosado que luce tan inocente.
Sthepano: Como sea, hoy deseas
un trago ¿? , ya sabes... para los corazones rotos.
Roberto: ( sonriendo
falsamente) Creo que hoy será otro no , gracias de todo modos , tengo cosas más
importantes que hacer.
Mario: Oh vamos, como si no
quisieras estar revoloteándote entre nosotros.
Sthepano: (codeando a Mario)
Bue –bueno , entonces será hasta luego zambo.
Roberto dirige una última mirada hacia ellos y se retira del lugar
Sthepano: No era necesario
mencionar eso Mario.
Mario: Tampoco era
necesario mencionar el hecho de que lo llames zambo, aunque parezca que no ,
eso lo ofende.
Sthepano: Pero es lo que es,
sin rodeos Mario ¿a dónde quiere llegar?
Mario: Digo que me acaba de
llegar la cotilla de que Chalo llevara a Queca al baile de promoción
Sthepano: Es necesario que
consiga pareja de una vez.
Mario: te veo el fin de
semana entonces.
Sthepano: eso es un trato.
Escena 2
Pensando que el hombre afortunado terminaría siendo un joven con
mejillas sonrojadas, el tiempo hizo que se dieran unos cambios , tales así que
el chico ya mencionado resulto siendo una antesala a lo que estaba por venir ,
de todos modos ... nada sucedió como se pensaba , al darse esa situación se
lanzó verdades y mentiras, algo muy típico al descubrir que sientes asco por
aquello que alguna vez admiraste , en este caso debemos apartar un poco a
Roberto ya que para el todo era simple pago del futuro.
Roberto se encuentra silenciosamente escuchando la conversación ajena a
el de esos dos muchachos, ahora ya jóvenes, con los que solía tener
conversaciones monótonas hace unos ya largos años.
Sthepano: Dice que no se sabe
dónde lo conoció, pero hizo que Chalo diera por ir a la porra inmediatamente.
Mario: Este pastel esta del
asco enserio (probando la pastosa mezcla).
Sthepano: Llama al mesero
entonces.
Mario: Hey tú, (el señalado
dirige su mirada hacia Mario) que ya no saben hacer un pastel ahora, esto es
una ofensa a los pasteles, hasta los pasteles de mi abuela son mejores.
Roberto: Disculpe, debió
haber un error, lo siento mucho.
Sthepano: Eres un estúpido
exagerado Mario , espera -tú no eres …
Roberto: Exactamente Señor,
soy el zambo Roberto, es curioso y algo agradable que me recuerdes.
Mario: Vaya , que pequeño
es el mundo, esta vez tendrás la oportunidad de sentarte junto a nosotros, Y
NO, no dejes esta propuesta por favor, me gustaría oír tu opinión al
respecto.
Roberto: De acuerdo, de todos
modos soy repartidor y no mesero.
Roberto toma asiento junto a los gringos
Sthepano: Cuéntame mi querido
zambo, ambos… Mario y yo estamos de cotillas, y me parece correcto que también
lo sepas.
Mario: Decíamos que Queca,
esa mujer por la que tanto sufríamos tiene un nuevo ser humano por el cual se
aprovecharía, por no decir que el hombre debe decir lo mismo.
Roberto: No me interesa
saberlo, se lo necesario, eso queda en el pasado, lo que me importa ahora es mi
presente y mi futuro, y es más, lo estoy consiguiendo al conseguir este empleo,
necesito que me ayuden, es buena suerte haberlos encontrado aquí.
Sthepano: Acaso quiere
consejos de como quitarte esa horrible caballera.
Roberto: Algo así, ¿es que
usted tiende a adivinar mi mente o qué?
Mario: Eso era una broma,
pero cuál es tu deseo zambo.
Roberto: Amigos, muchos
amigos, me serviría ser gringo ahora.
Sthepano: que cosas dices, eso
es… absolutamente imposible.
Roberto: para mí no lo es, yo
siempre tuve fe, y aun la poseo.
Mario: Si sigo tu sucio
juego, bien, primero plánchate ese tan crespado cabello tuyo, luego tíñetelo,
aunque con tu color... no se mmm…creo que ni las mejores cirugías lo
cambiarían.
Roberto: esa es una idea
buenísima, de verdad muchas gracias.
Sthepano: di lo que quieras,
total, seguirás siendo un zambo hijo de una lavandera.
Roberto: (se levanta de su
asiento) creo que es momento de retirarme, les deseo lo mejor, adiós.
Mario: te serviría de algo
ir al centro comercial, para que así se te pegue lo gringo ¿no
crees? (sarcástico y riéndose)
Roberto se aleja
Sthepano: Pobre muchacho.
Mario: Esto ser divertido
en absoluto.
Sthepano: Quiero ver tus
consejos hechos por el parque andando cerca de la universidad.
Mario: Esto es un segundo
trato.
Sthepano: el primero fue mío
estúpido.
Al cabo de largos meses Sthepano logra visualizar a Roberto, siguiendo
los consejos de la broma fatal que se le dio por decir a Mario, ¿y quién se iba
a imaginar a un negro totalmente convertido en un gringo?, ya hasta se le pego
el lenguaje.
Roberto: Tal como lo predije,
este es el nuevo yo, debo agradecerle infinitamente.
Mario: No me des las
gracias, me estoy arrepintiendo de hacerte dicho esas cosas.
Roberto: Pero es genial, ya
hasta parezco uno de ustedes, su ropa es demasiado cómoda a mi gusto.
Mario: ¿Dónde
conseguiste todo esto?
Roberto: De por ahí, tuve
ciertas recomendaciones.
Mario: ¿guarda ropa
completo?
Roberto: Exactamente, ya han pasado 6 meses señor
Mario: Luces como un
completo marica, y a que viene eso de señor.
Roberto: No sé, se me pego
del lugar donde trabajo, así suelo llamarlos a todos.
Mario: Rodríguez se
sigue quejando de que le arruinaste aquel día, al venir con esa ropa, te
sigue maldiciendo hasta ahora.
Roberto: Creo que sus
maldiciones si hicieron efecto.
Mario: Así, ¿Cómo?
Roberto: Perdí
el trabajo de la pastelería.
Mario: Oh, lo siento.
Roberto: Eso no importa, me
quería largar de ese lugar lo antes posible.
Si supiera que fueron días interminable de tristeza para conseguir
empleo, ahora andaba todo el tiempo en el cine , todo lo que aprendía ahí lo
apuntaba y las repetía hasta grabárselas , ya sea frases enteras y hasta
discursos, ya hasta hacerse la loca idea de creer tener cierto parecido con
Alain Ladd.
Sthepano: Te vez ridículo
Bobby, ya quítate esa loca idea de tu cabeza.
Roberto solo sale de ahí.
Mario: Su madre me contó
que ya consiguió empleo, el más deseado, hubiera preferido que se viniera a
trabajar conmigo en mi casa.
Sthepano: Por los menos su
felicidad es notable.
Mario: Lo consiguió en el
bowling, ¿vamos uno de estos días?
Nadie se imaginó que terminaría por tener preferencia por lo de un color
diferente al de él, que los de su propia raza, y en sus días de universidad tan
normales para los gringos como emocionantes para él, conoció a Cabanillas, un
futuro tan cercano amigo casi parecido a él en cuanto a lo idealista.
Sthepano: Esos dos, ahora se
han vuelto inseparables, quisiera saber el motivo de sus tan amenísimas
conversaciones.
Mario: Lo único que puedo
decir es que son tal para cual, zambos que solo quieren ser gringos, están
viviendo en un edificio en el jirón Mogollón.
Vámonos un poco con José y Roberto, es hora de entrar a profundidad con
respecto a ellos.
Roberto: Falta los últimos
toques a la habitación del edificio, tus posters no son suficientes.
José: Para mí lo es, no
molestes ahora que quiero descansar.
José se adentra al edificio.
Roberto: Comprendo que no me
entiendas, de todos modos yo también me siento cansado.
José tiene en sus manos unos posters de Frank Sinatra, Dean Martin y
Tommy Dorsey.
Roberto: (se tira en el sofá)
¿Quieres un cigarrillo?
José: Tú crees que
lleguemos a más Bobby.
Roberto: Sé que sí, pronto
sentiremos caer la nieve sobre nuestra no tan blanca piel.
José: Espero que así sea,
lo anhelo demasiado.
Lástima , su única oportunidad de ir a Estados Unidos fue desaprobada, y
decir desaprobada es decir que desaprobaron las pruebas de aviación , su única
esperanza, Roberto lloró y José intento el cobarde suicidio, pero la fe de
Roberto sirvió de algo, ellos lograron su distintivo milagro, alcanzar la
gloria según ellos, ambos jóvenes lograron sentir esa masa blanquecían caer
sobre sus narices, lograron entender también que la ciudad que tanto amaban
al cabo de 1 mes lo iba a dejar poco a poco en la ruina, y con tanto
dinero que habían ahorrado, no eran los únicos en esa famosa ciudad , estaba en
juego su estadía ahí, terminarían peor de lo que era antes sus vidas , su nueva
única salvación y oportunidad era un país no muy lejano , donde lo
característico es las guerras que habían en ese momento, si, Corea era su
salvación.
José: Es lo único que nos
queda Bobby, todo esto por lo que pasamos fue estupendo, pero no aguanto más
dormir en esa espantosa banca.
Roberto: solo quiero morirme
ya mi querido amigo Cabanillas, quiero morirme ya.
Roberto: Vámonos ya, dormiremos
en otro lugar que no sea este.
La guerra fue desastrosa, José Cabanillas quedo amputado, regreso a
Perú, si pero no tenía sentido andar ya con una “pata”. Fue un milagro, un
verdadero milagro, y verdaderamente horrible como lo pasaron allá en Seúl, y
Bobby … nuestro querido Bobby dice que su muerte fue silenciosa, no hubo dolor
alguno, solo hubo uno por parte de su tan amada progenitora.
Esta historia quiero terminarla con Queca, que cosas se hubieran evitado
si Roberto se hubiera enterado de la vida de Queca , una mujer que resulto ser
maltratada , y por ultimo abandonada por su esposo, aquel Roberto que dijo
saber suficiente sobre el asunto, nunca supo y nunca sabrá que el tal Billy
Mulligan terminó ser un maldito ludópata y un ser humano horrible, se hizo
viejo y pejesapo, y la pobre Queca sufrió las terribles consecuencias de su
adicción siempre llamándola “chola de mierda”.
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